Así habló INRI CRISTO:
“El reino de DIOS se semeja a un gran silo repleto de heno y pajas en donde están ocultos, esparcidos, innúmeros diamantes. Para localizarlos el perseverante buscador tendrá que apartar paja por paja, meticulosamente, porque entre una y otra podrá encontrarlas. Solo juntando todos los diamantes es que podrá formar la corona de la sabiduría. Así es la busca de las cosas de DIOS y la comprensión de las leyes de DIOS.
El pesquisidor atento, que realmente tiene intención de comprender la ley de DIOS, solo podrá atingir sus elevados propósitos si leyere, página por página, con la anuencia del ALTISIMO, los libros que componen las Sagradas Escrituras. Allí encontrará historias agotadoras y fastidiosas, tendrá que soportar las rezongaciones, las calumnias de los pseudo-amigos de Jó, ladridos de canes y gruñidos de puercos… Pasará otrosí por las epístolas de Pablo, espurias doctrinas ministradas por el primer anticristo, primer falso profeta, hasta llegar en I Corintios c.15 v.9 y constatar que él mismo confiesa su condición de falso profeta y anticristo al decir tajantemente: “Yo no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la Iglesia de DIOS”, y también en Gálatas c.1 v.7, donde él, en un furtivo momento de lucidez mezclado a la crisis de conciencia, declara anatema cualquier evangelio, excepto lo que yo dejé, cuando paradojalmente en todas sus escrituras nefastas, perniciosas, venenosas y ilegítimas insiste en ministrar su evangelio paralelo al que yo enseñé antes de la crucifixión.
DIOS, mi PADRE y SEÑOR, que escribe derecho mismo que por líneas tuertas, permitió a Pablo inculcar en la cabeza de los incautos todas esas verborreas, facultándome, en su bondad infinita, identificar antes del juicio final quienes son los fariseos de este siglo, que en verdad siguen a los falsos profetas, impostores que se auto nombraron pastores, lobos en piel de oveja que, con un pedazo de Biblia bajo del brazo, aúllan en las esquinas y en los templos de fariseos: “La sangre de Jesús tiene poder”. En verdad, son seguidores de Pablo, el primer anticristo, primer falso profeta. Y, en el día de gloria del SEÑOR, ellos estarán marcados, estigmatizados con la señal que identifica a los integrantes del principado de las tinieblas, como yo mismo avisé. No pueden reclamar el derecho a la herencia junto a los herederos del Reino de DIOS, porque yo los previne antes de mi crucifixión: “Cuidad de que nadie vos engañe; en efecto, muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy el Mesías”, y engañaran mucha gente… Si fuese posible aún a los elegidos” (Mateo c.24 v.5 y 24).
Y, para facultar la distinción, mi PADRE me reenvió con un nombre nuevo. INRI es mi nuevo nombre, el nombre que pagué con mi sangre en la cruz (“Al que venza… escribiré sobre él el nombre de mi DIOS… y también mi nuevo nombre” – Apocalipsis c.3 v.12).
Es menester que el investigador diligente lea otrosí todo lo que enseñé en este siglo, desde mi reaparecimiento, citado en el libro: El Huracán sobre el Vaticano, escrito por el periodista y pesquisidor Pedro Lusz, que contiene en su interior parte de la historia concerniente a mi realidad actual, el acto revolucionario hecho en Belén del Pará, que culminó con el nacimiento de la Nueva Orden Católica, las parábolas, el libro de la SOUST (DESPERTADOR), por fin, todo contenido doctrinario que mi PADRE ministró a través de mí, cumpliéndose lo que prometí antes de la crucifixión (“Todavía tengo mucho que decirles, pero vosotros no lo podéis soportar ahora” – Juan c.16 v.12).
Concluyendo este profundo estudio, llegaréis a la esencia de la doctrina que descifra los misterios de la ley divina, diamantes que componen esta parábola. Entonces, estaréis aptos a integrar el reino de DIOS y seréis gratificados con las bendiciones divinas. (“Buscad primero el reino de DIOS y su justicia y todas los otras cosas se vos darán por añadidura” – Mateo c.6 v. 33)”.
Quién divulgar este mensaje será agraciado con bendiciones del cielo.