Al observar INRI CRISTO en esos 20 años en que comparto de su misión, llegué a una conclusión: todos, sin excepción, desde discípulos (las), pasando por periodistas hasta llegar a los más simples que consiguen venir a la presencia de INRI, escogen ser recibidos por el CRISTO que construyen en sus mentes – como se INRI fuera un espejo reflejando la imagen que nosotros mismos proyectamos.
Conversando con la discípula Adeí sobre eso, ella me reportó que hay poco tiempo pasó a mirar el Señor de una forma distinta. Ella dijo que hasta entonces, cuando estaba en su presencia, pensaba que INRI sólo buscaba ver los errores de ella y no observaba las virtudes y buenas obras. Pero, al cambiar su forma de ver INRI y reaccionar a lo que él dice, INRI también cambió con ella. Entonces le relaté mi observación en relación la discípula Alara. Alara mira el Señor como si él fuera un chico de misma edad y así él se manifiesta con ella. Cuando Alara mira alguna actitud de adulto en INRI, inmediatamente lo critica de forma jovial, buscando el CRISTO que ella espera. Y así acontece con todos. Cuando alguien llega a la presencia de INRI sospechoso, esperando una reprimenda, inmediatamente encuentra el León de Judá (Apocalipsis c.5 v.5), que se manifiesta por sentir el olor del miedo. Los periodistas que llegan a la presencia de INRI relajados, sin aire de juicio, son inmediatamente acogidos con amor, generando una inmediata empatía. Y así acontece también con los hijos que vienen oriundos de todas las partes del mundo.
Si miráramos INRI como un perseguidor, como un monstruo siempre listo a proferir palabras ofensivas, una de las mil faces del León de Judá se manifestará. No hay duda que de su boca saldrán palabras que penetrarán en nuestra alma y generarán dolores, pero eso sólo acontece cuando aún tenemos en nuestro interior espacio para dolores… Sin embargo, cuando pasamos a ver el gran corazón de INRI y la sensibilidad que tiene al comprender las flaquezas humanas, no tarda mucho y el CRISTO de la paz, el Cordero de DIOS se manifiesta (Apocalipsis c.5 v.6).
Tuve muchas oportunidades de ver el cambio de INRI en relación a las personas que cambiaron su forma de verlo. Por eso, no podemos juzgar el comportamiento de INRI con quienquiera que sea, pues él está sólo reflejando la imagen proyectada por cada conciencia.
INRI no posee máscara y no sirve la dos señores; él es auténtico y vive únicamente para cumplir la gana del ALTÍSIMO. Si la persona viene a buscar en él el Anti-Cristo, ciertamente encontrará, pues INRI de veras es ‘anti’ ese Cristo folclórico y comercial que las religiones predican. Él es el Cristo genuino, de ayer, de hoy y de siempre, que reprende con dureza (Apocalipsis c.3 v.19) y ama con sinceridad. INRI no sabe todo ni ve todo; él sólo sabe y ve aquello que el PADRE le revela. Cuando un ser humano viene al encuentro de INRI CRISTO, el SEÑOR DIOS, que todo ve y siendo el ÚNICO que sonda los corazones, revela a INRI, en forma de señales y emanaciones energéticas, el sentimiento que habita el interior de cada ser en relación a él. Y así la reciprocidad es inmediata, o sea, si el corazón está limpio y exento de las maldades y juicios pre concebidos, precipitados, INRI verá eso en los ojos de la persona y su corazón de Padre abrirá las puertas del amor.
Sin embargo, cuando aparece algún energúmeno que se juzga sabio, la respuesta viene en forma de humillación, pues de la boca de INRI surgen las palabras más rudas y ofensivas, en el objetivo de que, al oirlo, la persona pueda revisar sus conceptos y quizá vislumbrar algo de luz. INRI no vino al mundo para ministrar consejos meramente individuales. Él tiene la misión de pasar las enseñanzas en total. Cuando las personas vienen hasta INRI con el único objetivo de que él las direccione, mostrándoles lo que deben o no hacer, casi siempre sentirán una decepción, pues el SEÑOR DIOS no le dio a INRI la incumbencia de cuidar únicamente de problemas particulares, finalmente él no es tan solamente un psicoterapeuta. Él está entre nosotros, recibió de su PADRE la doctrina, esencia de la ley divina. Así, todos que asimilan la ley divina después de que lean las enseñanzas en los libros comienzan una vida nueva.
Solicitar una bendición a fin de que el alma se alimente de energía es algo que debemos aprovechar hasta el último día que INRI esté entre nosotros. Sin embargo, debemos caminar con nuestras propias piernas. En observando la Ley de DIOS, todos los problemas se hacen pequeños y fáciles de resolver. El mayor sabio es aquel que sabe que nada sabe.
Asusana Renard
Discípula de INRI CRISTO
Brasilia, 26 de septiembre de 2011.