Este nuevo Jesucristo vive lejos de la Tierra Santa, suele aparecer en programas de televisión y comunicarse con sus seguidores por Twitter y YouTube (más efectivos que los sermones en la montaña), conduce su propio coche (más cómodo que un burro) y los fines de semana se concede algunas cervezas (más refrescantes que el tradicional vino).

Brasil | Viernes 15 de Abril, 2011 | Por Isidro Cadena |(NoticiaCristiana.com).

A primera vista se trata de la versión en carne y hueso del Jesucristo típico de las pinturas religiosas: tiene barba larga, viste una túnica blanca, camina descalzo, lleva en la cabeza una corona de espinas, anda acompañado de unos cuantos discípulos y predica uniendo las manos en oración. Las semejanzas, sin embargo, se acaban ahí.

Dos milenios después de los episodios narrados por la Biblia, este nuevo Jesucristo vive lejos de la Tierra Santa, suele aparecer en programas de televisión y comunicarse con sus seguidores por Twitter y YouTube (más efectivos que los sermones en la montaña), conduce su propio coche (más cómodo que un burro) y los fines de semana se concede algunas cervezas (más refrescantes que el tradicional vino).

Este excéntrico señor de 62 años asegura ser la reencarnación de Jesucristo y es un viejo conocido de los brasileños. Saltó a la fama hace unos 10 años, cuando obtuvo en los tribunales el derecho a cambiar su antiguo nombre, Iuri Thais, por el de INRI Cristo, en referencia a las siglas que aparecen en la cruz y significan Jesús Nazareno Rey de los Judíos.

Bebé adoptado
INRI Cristo, nació en un pueblo del sur de Brasil y fue adoptado de bebé por una familia católica. En la adolescencia trabajó como verdulero, panadero y camarero. A los 21 años abandonó su familia para viajar por Latinoamérica y predicar sobre la segunda venida de Jesucristo.
Suele repetir que a los 31 años, durante un ayuno en Santiago de Chile, tuvo una revelación divina: él mismo era el hijo de Dios. “He vuelto porque hace 2.000 años prometí que volvería. Nadie está obligado a creerme”, explica.
Consciente de su identidad, pasó a disfrazarse de Jesucristo y fundó en Brasilia su propia secta, denominada Soust (Suprema Orden Universal de la Santísima Trinidad). Según su interpretación, la capital es la nueva Jerusalén descrita en la Apocalipsis.
Contra el Vaticano
En sus prédicas critica a la Iglesia Católica, defiende la legalización del aborto y el uso del condón, y dice que el diezmo es un “chantaje”. Aunque no sabe decir la fecha, asegura que el fin del mundo se acerca.
Quizá por eso es difícil encontrar a alguien que se lo tome en serio. En televisión lo llevaron a una piscina para que caminara sobre el agua, pero salió de allí con la barba y la túnica empapadas. Tampoco tuvo suerte cuando le llevaron a un parque de atracciones para que rezara el Padre Nuestro montado en una montaña rusa.
‘Necesito sufrir’
Pero las humillaciones no parecen molestarle. Todo lo contrario, puesto que en su página web (inricristo.org.br) cuelga incluso sus participaciones televisivas más vergonzantes. “Antes de la gloria necesito sufrir y ser rechazado por mis contemporáneos. La crucifixión moderna se da por los medios de comunicación”, asevera.
En programas de entrevistas, trata de explicar también por qué Jesucristo volvió a nacer en Brasil, por qué habla con un extraño acento extranjero, por qué las espinas de su corona están clavadas hacia afuera y por qué esta vez no tendrá que morir en la cruz.
Prácticamente una celebridad, INRI Cristo figura incluso en los programas del corazón. Hace poco se vio obligado a recurrir a sus páginas en Twitter y YouTube para desmentir la noticia de que había muerto. “Hijos míos, sólo es un rumor. En realidad, morí hace 2.000 años y ya resucité”, dijo, sentado bajo una placa en la que se leía “Rey de Reyes”. Luego miró hacia al cielo pidiendo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.


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